Sobre mí
La libertad es un derecho que nos involucra a todos. Es poder decir y hacer lo que sentimos en nuestra mente y en nuestro corazón sin que existan condicionamientos de ninguna índole. La libertad nos permite, a todos los seres humanos vivir plenamente. Busqué mi espacio en la naturaleza y en el sentir ,en el desaprender para aprender y obervando todo lo que me sucede en mi vida nómada para absorver todo lo que me hace crecer.
Un poco sobre mi
Una vida nómada
El sentir de mi viaje nace de una inquietud que desde mi infancia se iría gestando. Descubrir otras culturas y paisajes era una inquietud pero en ese momento era más las ganas de aventura.
Por ello me lancé a recorrer varias partes del mundo en bicicleta y por esa época lo hacía con dos grandes amigos hasta que me di cuenta que quería seguir viviendo esas experiencias de forma contínua.
Me di cuenta que no estaba completo en una vida rutinària y decidí vender mi casa y mis pertenencias para lanzarme a una nueva vida nómada y enfrentarme al reto de vivir de la forma más libre posible.
Desde entonces recorro América en bicicleta y aunque me detengo a menudo para conocer más en profundidad las culturas y las realidades del lugar tránsito en mi bicicleta en un viaje que ya es mi vida.
Viajar despacio y saber detenerme a compartir con las personas me ha permitido crecer día a día de una forma como nunca había experimentado. En mi viaje verás que las personas que me encuentro en mi ruta son más importantes que la exhibición de mi propio recorrido.
Viajando como un nómada desde 2018, he sido un testigo errante de la frágil armonía entre sociedades humanas y la madre naturalezaMientras mis pedales golpean el suelo de caminos remotos, he visto un mundo en constante transformación.
Las ciudades brillantes y ruidosas que una vez poblaron mis recuerdos se han difuminado en el espejismo de un horizonte incierto.Las calles vacías, la vida pausada y las miradas preocupadas de aquellos que encuentro en mi camino, hablan de un mundo en transición, un planeta al borde del colapso.
La tierra que atravieso revela las cicatrices de una relación fracturada. Los bosques, una vez densos y llenos de vida, ahora se encogen ante mi paso, y ríos que solían cantar con vigor se han vuelto mudos y enfermos. La naturaleza parece susurrar su agonía en cada brisa y susurro del follaje.
Sin embargo, en medio de la decadencia, también descubro la resiliencia y la esperanza. Las sonrisas de aquellos que encuentro, la camaradería compartida alrededor de fogatas, y el deseo de un futuro más sostenible brillan como faros en la oscuridad.
Como un nómada en esta era incierta, sigo pedaleando, llevando conmigo la conciencia de la fragilidad de nuestro mundo y la determinación de ser un eco de cambio. Cada giro de la rueda es un recordatorio de que el viaje es tanto una reflexión de la condición humana como una promesa de un mañana mejor.
Mi pedaleo es mi llamada a la acción, una invitación a contemplar nuestras elecciones y buscar un equilibrio renovado con la naturaleza. Mientras viajo por esta tierra cambiante, mi cámara sigue capturando la belleza efímera y la resistencia de un mundo que, a pesar de los desafíos, sigue girando. Gracias por acompañarme.
